El trabajo de oficina nos condena a adoptar una postura sedentaria que afecta negativamente a nuestra salud y reprime la expresividad natural de nuestro cuerpo. Segregation of joy, del diseñador holandés Govert Flint, explora las posibilidades de una silla dinámica que se reconfigura al compás de nuestros movimientos y que se comunica con el ordenador a través de una interfaz gestual.
Segregation of joy, Govert Flint, 2014
Graduado en Arquitectura por la Universidad Técnica de Delf, el diseñador Govert Flint se lamenta de la escasa actividad física que desarrolla el ser humano en el mundo contemporáneo. Un ejemplo claro es el trabajo de oficina, que nos obliga a sentarnos delante de un ordenador durante más de ocho horas, provocando daños irreversibles en nuestras articulaciones y cartílagos. Esta posición sedentaria reprime las emociones que experimentamos durante nuestro horario laboral, llegando incluso a favorecer la aparición de depresiones y enfermedades mentales.
“Aunque nuestros cuerpos han evolucionado para moverse, solemos diseñar objetos que se basan en posturas estáticas. La tecnología se está apropiando de funciones que nuestro cuerpo ha asumido durante milenios”, señala el diseñador. Este desequilibrio provoca situaciones paradójicas, como el hecho de que compensemos la falta de ejercicio con actividades artificiales como el fitness, cuyos gestos carecen de propósito.
Segregation of joy busca revincular las emociones mentales con la expresividad del cuerpo en en entorno laboral. La silla, que se enmarca dentro de su proyecto final de máster para la Design Academy de Eindhoven, ha sido fabricada a partir de un esqueleto de hierro soldado y un asiento de poliéster acolchado con lana. Su estructura final se asemeja a un exoesqueleto que se engancha a las piernas y brazos del usuario, acompañando los movimientos del cuerpo.
Segregation of joy cuenta con sensores y acelerómetros que rastrean los movimientos del cuerpo y lo traducen en órdenes, configurandose como una suerte de interfaz que comunica al hombre con el ordenador. Así, el balanceo del cuerpo mueve el ratón, mientras que las patadas funcionan como clic. “Con este silla las dinámicas del cuerpo se vuelven funcionales, acercando la interfaz a nuestra evolución natural”, explica Flint.
Al igual que la última colección de Benoit Malta, Segregation of joy plantea alternativas a la tiranía del diseño ergonómico. Esta búsqueda le lleva a redefinir la silla como un mueble orientado al movimiento y no al reposo. Para ello el diseñador holandés estudia los pasos de los bailarines del Scapino Ballet de Rotterdam, hallando equivalencias entre posturas y emociones. Por ejemplo, la rotación suele expresar alegría, la aceleración suele estar acompañada de excitación y la asimetría sugiere concentración.
Esta relación se manifiesta también en sentido inverso: cuando el centro de gravedad del cuerpo se desplaza, el cerebro puede experimentar cambios emocionales. Con todo ello Flint plantea la hipótesis de que los movimientos del cuerpo actúan en nuestra mente del mismo modo que una montaña rusa. Segregation of joy surge con el objetivo de catalizar estas emociones y fomentar una ergonomía más mental que física.