Inspirada en las piezas más representativas del diseño danés
La joven diseñadora italiana Silvia Barile nos presenta una interesante pieza de mobiliario que busca hacerse un hueco en los nuevos ecosistemas domésticos/laborables, esta particular morfología de espacios que con la crisis sanitaria ocasionada por el virus del COVID-19, ha pasado de ser un rara avis, a casi una norma en ciertos sectores.
Inspirada en los asientos más representativos del diseño danés, Barile fue dotando a Neera, como ha sido bautizada, de los rasgos y prestaciones propias del mobiliario de oficina hasta conseguir un volumen versátil, atractivo y por sobre todo, honesto. «El proyecto responde a la tendencia en alza de trabajar desde casa, a esa nueva forma de entender los espacios habitables como áreas polivalentes. Los mismos muebles se utilizan continuamente para comer, relajarse y también para trabajar. Neera tiene como objetivo traducir las características ergonómicas de las sillas de oficina, a menudo consideradas como voluminosas, caras y feas, en un producto que pueda caber en el entorno del hogar y satisfacer los estándares estéticos contemporáneos», comenta, comenta Barile desde su estudio en Copenhague.
¿Pero qué tiene de bueno Neera? Además de unas líneas pulcras, unos acabados de primer nivel y una estética soberbia que convencen desde un primer momento, su prestación más llamativa es sin duda su respaldo flotante. En un ingenioso juego de pliegues y anclajes metálicos, Barile consigue ofrecer a los usuarios de Neera, diferentes posiciones de sentado sin poner en riesgo una relativa comodidad. Como nota final, el «tapizado». Una pareja de cojines planos que aportan calidez y cierto aire artesanal al conjunto.