El arquitecto, diseñador y artista paraguayo cautiva al mundo on una propuesta del «Sur del Sur»
Si hablamos de paraísos materiales e inmateriales olvidados, ese es Paraguay. De a poco, muy de a poco, los ejes del mundo comienzan a moverse y artistas y artesanos del «Sur del Sur» empiezan a recibir su merecido reconocimiento.
La historia de este arquitecto devenido en creador de mobiliario y piezas de arte, es la de muchos que ofician de punta de lanza, por su condición de alguna manera más privilegiada. Es que el paraguayo Pedro Barrial, artista hoy reconocido en todo el mundo, representado nada menos que por la reina de las galeristas de diseño, la señora Cristina Grajales, inicia su carrera estudiando en la licenciatura y el máster en Bellas Artes, Arquitectura y Diseño Urbano y de Ciudades por la Universidad de Miami. Allí nos cuenta, fue donde empezó a diseñar sus propios muebles contemporáneos para trabajos de interiorismo, que lo hicieron acreedor de premios y participaciones en plataformas icónicas como la Miami Art Fair.
Fue el nacimiento de sus hijos, el que provocó a pesar del éxito profesional, el regreso a su Asunción natal.”Quisimos privilegiar los afectos y el estilo de vida más familiar y más humano. Y nos lo tomamos como que volvíamos a un barrio más lejos, no que nos exiliábamos, algo que muchas veces te hace sentir vivir lejos de los epicentros donde parece que todo acontece”.
“Tengo muchísimo que agradecer al haber vivido en Estados Unidos, pero también debo reconocer que a veces ganaba la bronca de cierta discriminación…sólo recordar que allá cuando a un proyecto le iba mal decían “This project is going South” …”, recuerda.
Pero una vez de vuelta al origen, como muchas veces sucede cuando uno mira con ojos renovados, y definitivamente ese empoderamiento que te permite enorgullecerse de lo propio, dio con un verdadero tesoro. “Al poco tiempo de llegar visité el museo de artesanías Gollani. Ahí conocí el trabajo de un artesano indígena -Aquino- que me enloqueció. Piezas tatuadas en el pirograbado más hermoso y rudimentario. Hecho con una varilla de hierro y carbón quemado. Unos grafismos y figuras de animales alucinantes. Enseguida le propuse un trabajo a cuatro manos de polinización cruzada”. Desarrollamos algunos asientos juntos, pero luego él desapareció y me llevó tiempo re-conectar con su comunidad”, nos adelanta.
Luego de unos años, descubrió el trabajo del hijo. Igualmente maravilloso. “Ellos hacen unos asientos increíbles para el ritual, los Apyka”. Así nacía el Tatoo Stool que conquistaría a Grajales.
Y que continuaría en una colección de armarios y asientos donde los muebles son tatuados por miembros de la tribu Pai Tavytera.
Ahora también trabaja en una serie Basket Case que tiene que ver con la quema de canastos tradicionales paraguayos para que quede su huella en piezas cerámicas, en un trabajo donde el tema es el tiempo.
Concepto del que versó su reciente muestra en Nueva York de junio pasado apodada “De Imagen y Tiempo”que como cuentan desde la Galería Grájales, sirve como culminación de proyectos e ideas que han ocupado su proceso creativo desde el principio, explorando temas de auto-percepción, el paso del tiempo y el profundo impacto de la memoria.