El espacio de creación Matadero Madrid acogió entre los meses de septiembre y noviembre de 2011 la Red Bull Music Academy, un evento musical itinerante que incluyó conciertos, instalaciones audiovisuales y talleres. El estudio Langarita-Navarro Arquitectos fue el encargado de transformar la Nave 15, un espacio diáfano de estructura metálica y fachada de hormigón, en una infraestructura capaz de ofrecer escenarios imprevistos para la creación y la investigación sonora.
Estudios para músicos, Red Bull Music Academy, LNA, 2011. Fotografía de Luis Díaz.
La Red Bull Music Academy (RBMA) es un evento anual itinerante que cada año acoge 60 participantes internacionales (desde músicos a productores consolidados) que establecen un debate en torno a la música. La edición de 2011, inicialmente prevista en Japón, tuvo que cambiar a última hora su emplazamiento a Madrid debido al terremoto de Fukushima.
Estudios para músicos, Red Bull Music Academy, LNA, 2011. Fotografía de Luis Díaz.
Langarita-Navarro Arquitectos desarrolló en condiciones de urgencia una propuesta que, además de reunir las condiciones técnicas y acústicas necesarias, es capaz de favorecer y enriquecer las relaciones artísticas entre los participantes.
Debido a unos plazos reducidos y a un presupuesto ajustado, el proyecto se llevó a cabo con soluciones arquitectónicas ligera que buscaron el necesario equilibrio entre la estandarización y la adaptabilidad. El estudio quiso preservar por completo la estructura original de la nave, protegida como todo el Matadero Madrid.
Imagen general de la nave, Red Bull Music Academy, LNA, 2011. Fotografía de Luis Díaz.
La intervención se organizó en varias partes diferenciadas: oficinas, estudios para músicos, estudio de grabación, zona de conferencias, radio y lounge. De esta manera, se implantó un sistema constructivo que permitiera la reconfiguración del espacios en futuros programas.
Estudio de grabación, Red Bull Music Academy, LNA, 2011. Fotografía de Luis Díaz.
La elección de los materiales y su estructuración en geometrías obedecieron a los condicionantes sonoros específicos de cada área. Así, los muros masivos hechos con sacos de terreno sirvieron para aislar acústicamente los estudios de grabación; las cúpulas textiles de la sala de conferencias (que recuerdan a los toldos de las terrazas madrileñas) utilizaron superficies absorbentes con el mismo fin; los diferentes pabellones fueron emplazados de una manera independiente y con una geometría no paralela.
Una vez finalizado el evento, la Nave 15 cobijó La Nave de la Música, que se incorpora a la oferta cultural del Matadero Madrid. A largo plazo, el proyecto de Langarita-Navarro Arquitectos podría ser completamente desmantelado, sin dejar huella.
Arquitectos: LNA, María Langarita y Víctor Navarro.
Colaboradores: Juan Palencia, Gonzalo Gutierrez y Tonia Papanikolaou.
Paisajismo: Jerónimo Hagerman.
Jardinería: Jorge Basarrate, Ambiente.
Estructuras: Mecanismo S.L.
Estructuras ligeras: Arquiges, Cuatro Cincuenta.
Instalaciones: Úrculo Ingenieros.
Aparejador: Javier Reñones.
Fecha finalización: 2011.
Fotografías: LNA, Luis Díaz, Miguel de Guzmán, RBMA.