Interiorismo chino
TFD (The Fashion Door), la conocida tienda lifestyle con sede en Guangzhou, incorpora ahora un restaurante. Un proyecto del estudio de diseño Leaping Creative, que transmite la filosofía de la marca al mismo tiempo que ofrece una experiencia gastronómica excepcional. Para ello, en lugar de reproducir el estilo nórdico e industrial que caracteriza el interiorismo chino de estos últimos años, se ha optado por un diseño inspirado en el mundo de la moda. Un espacio gastronómico minimalista e intrigante, que diseñado completamente en blanco y negro, se llena de puntos, líneas y planos.
Estereografía
De proporciones alargadas y compuesta por marcos negros, la fachada utiliza la estereografía (técnica que representa sólidos proyectados sobre un plano) para enmarcar con una imagen de puerta 3D el logo, logrando así que resulte perfectamente visible a los viandantes, tanto con ésta abierta como cerrada. Dentro, los colores blanco y negro han sido cuidadosamente elegidos para señalizar las distintas zonas, con particiones negras en las que se ha taladrado el logotipo chino «门» (puerta) dando acceso al área más privada, y el patrón de malla de los taburetes de la barra y las mesas salpicando el espacio de líneas y planos blancos. Cubiertas por semiesferas negras, las luminarias cuelgan de delgados cables negros desde el techo, doblándose sobre las paredes para envolver el local. El espacio que queda entre ellos se ha reservado para escribir mensajes motivadores dirigidos a los clientes.
Reflexionar sobre la existencia de un mundo paralelo escondido
En el pasillo que da acceso al ‘»rincón secreto», un conjunto de esferas negras flota desde una puerta misteriosa que «se abre sin abrir», rompiendo el patrón de la cuadrícula que reviste la pared. El color amarillo que emerge tras la grieta se introduce en el escenario en blanco y negro, invitando al visitante a reflexionar sobre la existencia de un mundo paralelo escondido. Dentro se reproduce una escena humorística, con el huevo (ingrediente principal del menú) como protagonista: el huevo escalfado y listo para servir que está huyendo del plato se ha enmarcado con una ventada en la que dos manos con tenedor y cuchillo están a punto de comérselo. «Hemos querido crear una escena inesperada, que sorprenda a las personas que deambulan por la tienda y las haga reflexionar», explican los diseñadores.
