Bajo el paraguas del mecenazgo del Centro Cultural Español de Bata (Guinea Ecuatorial) Francisco Abiamba Mangué (Afran), muestra su visión idealista de la perennización de la cultura fang, grupo étnico mayoritario de la región continental del país, asaltada por las transformaciones y mutaciones de la contemporaneidad, con el mural-collage Abaa-Mëlan.
Latas de aluminio, la materia prima del mural Abba-Mëlan, Francisco Abiamba Mangué (Afran), Guinea Ecuatorial, 2010.
La traducción de Abaa-Mëlan es Casa Sagrada o Casa de la Palabra, lugar de reunión de los sabios de la comunidad, situado en un punto estratégico de los pueblos, paso obligado para cualquier forastero bienintencionado, sala de reunión, aula de debate o juzgado de conflictos.
Con esta metáfora Afran plasma de una forma muy peculiar, su personal visión de la evolución de las artes plásticas de Guinea Ecuatorial; un vistazo hacia el pasado para saber de sus orígenes, un paso posterior por las obligadas variaciones en el tiempo y una foto finís que captura el momento en que se encuentran, contextualizada en las circunstancias de la vida actual.
Dos palabras definen el proceso de creación, dos manifiestos con los que reclama protagonismo dentro de la escasa producción contemporánea guineana: reutilización y colaboración.
La reutilización de residuos no biodegradables –latas de aluminio–, es en gran medida resultado de la modernización de un entorno con poca conciencia y cultura del reciclaje, la sociedad paradójicamente consumista de un país que empieza a asomar la cabeza desde el tercer mundo.
La colaboración surge en el aprovisionamiento y en la preparación del material. Los niños se mueven por la ilusión de participar en una actividad lúdico-formativa, la de dar nueva vida a objetos que constituyen la principal basura de la ciudad de Bata. Así, grupos espontáneos de jóvenes se convierten en recolectores, y los adultos en improvisados técnicos y artesanos.
Este trabajo es un ejemplo poco corriente de inquietud artística figurativa en un país con una gran riqueza cultural, en el que, tras movimientos demográficos y tratados internacionales, donde conviven los grupos étnicos, Bisio, Bujeba, Bubis, Ndowe, Fang, Annoboneses y Criollos.
Guinea Ecuatorial, colonia española hasta 1968, es el único territorio del África subsahariana donde el español es el idioma oficial y la herramienta de trascripción de los testimonios orales heredadas de generación a generación. De tamaño reducido, paraíso verde de clima ecuatorial y mina monopolizada de oro negro. El país recibe también la herencia portuguesa, descubridores de sus islas, y holandesa, que establece en él el centro temporal del comercio de esclavos de la Compañía holandesa de las Indias orientales y británicas, lo que no hace sino sumar argumentos para un mayor enriquecimiento cultural.
Virtudes todas ellas poco explotadas y exportadas, de las que se sirvió durante muchos años el extinto Centro Cultural Hispano-Guineano para construir bases sólidas en la proliferación de manifestación de inquietudes como la de Afran, y de las que se sirven actualmente los Centros Culturales de España en Bata y Malabo, promovidos por la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo, para poner en escena la subyacente creatividad de las potenciales mentes pensantes y manos creadoras guineanas.
Autor: Francisco Abiamba Mangué, Afran.
Fotografías: Giovanna Macri.
Promotor: Centro Cultural de España en Bata.
Nota: Ursicino Endaman Nsé es estudiante de Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura en Madrid, nacido en Guinea Ecuatorial. Colabora desde 2010 con Experimenta.