El italiano Maurizio Anzeri exhibe actualmente (y hasta el 2 de octubre de 2011) en la galería británica Baltic Centre for Contemporany Art su primera muestra en solitario: una colección de 25 fotografías y varias esculturas sobre las que el artista superpone patrones de hilo bordado. Las hebras confieren a las imágenes una textura tridimensional que manifiesta el interés del artista por la escultura.
Louise B, Maurizio Anzeri, 2010.
Maurizio Anzeri se confiesa un apasionado de los retratos fotográficos, que ha coleccionado a lo largo de su vida y que se rastrean en sus trabajos previos como Enduring Seconds o Dazed and Confused. En esta ocasión, el italiano ha seleccionado una serie de instantáneas anónimas que datan de los años treinta y cuarenta y que han sido encontradas en los mercados y rastrillos de antigüedades.
Sobre las caras de los desconocidos Anzeri ha cosido máscaras de hilos que transfiguran sus facciones: “observando cómo la figura humana es tratada como un símbolo, se aspira a ocultarla y darle una existencia e identidad alternativas”. El resultado es una suerte de maquillaje que “acentúa y oculta sucesivamente los rasgos del rostro”.
El origen de las técnicas mixtas de Anzeri se localiza en los collages fotográficos de los surrealistas y dadaístas. La metamorfosis del cuerpo humano, la moda contemporánea o las ceremonias vudús se rastrean también entre sus influencias más destacadas. La exposición se completa con esculturas en las que Anzeri experimenta con mechas de pelo trenzado.