Stéphane Couturier, a lo largo de toda su trayectoria, no ha dejado de plantear las cuestiones de la práctica y de la percepción de la fotografía plástica. En la serie de ciudades que han protagonizado su obra (París en 1995, Berlín en 1997, Dresde en 1998, Seúl en 1999, Moscú en 1999, Pekín y San Diego en 2001), Couturier ha ido radicalizando cada vez más su postura crítica ante la presencia urbana en el paisaje. Inteligentemente reunidas al principio bajo el título de “Arqueología Urbana”, y ahora, desde la última serie de San Diego, como “Landscaping”, el conjunto de las fotografías denota una evolución en la mirada del artista a lo largo de sus desplazamientos. Aunque ninguna ciudad es tratada del mismo modo que la anterior y la siguiente, hay numerosos aspectos específicos en la obra de Stéphane Couturier. El aspecto frío, desprovisto de profundidad de campo, pone en tela de juicio la visión del espectador, al dar a los lugares una estética irreal que obliga a la mirada a penetrar en los menores detalles, forzándola a recomponer poco a poco el conjunto de la imagen.
Eole-Paris IX, Cibachrome, 1996, 100×154 cm.
Las asociaciones de color, el encuadre estudiado, suministran una gran cantidad de información en cada obra. Al desjerarquizar el tema, al aplastar los planos, Couturier recompone un nuevo espacio fotográfico y teatraliza esos espacios en mutación.
Ya se trate de la serie de edificios en construcción de París, de la de Berlín o la de Seúl, el espectador se ve en primer lugar “agredido” por una gran riqueza de color y de formas. Diríase que se burla de él. El ojo duda a la hora de discernir la realidad, lo verdadero de lo falso. Y sin embargo todo lo que se nos ofrece es real. El artista consigue engañarnos sin recurrir más que al encuadre y a la superposición de elementos sedimentarios sobre los elementos arquitectónicos y urbanos, convirtiéndonos en individuos que dudan de la realidad arquitectónica y sobre todo de la realidad urbana y paisajística.
Tal es el papel que asume Stéphane Couturier como artista, situarse allí donde nosotros, simples paseantes, nunca iríamos, mirar de la forma en que nosotros nunca miraríamos. Y sin embargo el tema es el mismo. La serie del Grand Palais nos obliga a reconstruir un edificio que creíamos conocer bien pero cuyas fotografías nos hacen dudar. ¿Es ése el Grand Palais que todo parisino cree conocer? ¿Es ésa la misma escalera que como visitantes tuvimos que subir y bajar? ¿De dónde viene esa luz que parece aplanar toda perspectiva, está de verdad tan cerca el famoso reloj de la escalera principal?
Ante una fotografía de un edificio de La Défense, se nos plantean varios interrogantes: ¿dónde estaba situado el artista en el momento de la foto?, ¿cuál es el tamaño real de ese edificio, dónde se sitúa históricamente, en su fase final? ¿Acaso está en ruinas? ¿De dónde salen esos colores, esa especie de grafitti gigante? Y aunque sepamos que se trata de un edificio en construcción, ¿qué hacen ahí esas luces que crean un ritmo en las ventanas, cuyos plásticos reventados parecían cortinas a primera vista?
Stéphane Couturier emplea en los distintos ejemplos citados elementos que confundimos con otros, a falta de informaciones más precisas. Se trata casi de una introspección hacia la macroscopia.
Esta visión contemporánea del paisaje, la calidad de la mirada de este joven artista han hecho que, al cabo de los años, su obra ocupe un lugar en el panorama internacional.
Edouard VII Paris 9, cibachrome, 1997, 199×80 cm.
Stéphane Couturier ha hecho exposiciones individuales en el Museo del Eliseo de Lausana, en el Centro Fotográfico de Salamanca, en el Castillo de Puillnitz de Dresde, en el Museo de Arte Contemporáneo de Estrasburgo, en el Cleveland Art Museum, en el Printemps de la Photographie de Cahors, en los Encuentros de Arles, y recientemente en la University Art Gallery de San Diego. Expone regularmente en la galería Laurence Miller de Nueva York, en Sollertis de Toulouse, en Conrads de Dusselford y en Polaris, de París.
Bernard Utudjian dirige la Galería Polaris en Paris.
Publicado en Experimenta 40.