El humo y la polución urbana amenazan con convertir nuestras ciudades en espacios inhabitables. Smog Free Tower, del diseñador holandés Daan Roosegaarde, propone luchar contra este problema con un descomunal purificador capaz de aspirar hasta 30.000 metros cúbicos de aire contaminado a la hora. Y no solo eso, sino que Roosegaarde ofrece convertir toda esta polución en una colección de bisutería.
Smog Free Tower de Dan Roosegaarde, 2015.
Dan Roosegaarde es un holandés que quiere llevar el diseño más allá de sus fronteras. A caballo entre la innovación social, el diseño, el arte y la tecnología, este joven de treinta y seis años ha dedicado su vida a hacer de las ciudades espacios más humanos y habitables.Tras repensar la iluminación del carril bici y convertir la estación de trenes de Ámsterdam en un enorme arcoíris, Roosegaarde vuelca ahora su particular aproximación al diseño para tratar de solucionar uno de los problemas más acuciantes de nuestro tiempo: la polución urbana.
"El aire contaminado puede ser invisible, pero su impacto en nuestra salud es real. En los Países Bajos vivimos nueve meses menos debido a la polución del aire", afirma Roosegaarde. Para remediar esta situación el diseñador holandés acaba de presentar en Róterdam su última invención: Smog Free Tower, un colosal purificador urbano capaz de limpiar el aire y crear microespacios libres de contaminación.
El proyecto se materializa en una torre modular de siete metros de alto por tres metros de ancho. Dentro de ella se aloja un gigantesco purificador capaz de absorver y limpiar hasta 30.000 metros cúbicos de aire por hora. Para ello Smog Free Tower utiliza la misma tecnología de iones que los sistemas de ventilación de los hospitales. Además, se alimenta exclusivamente de energías renovables, lo que minimiza su impacto medioambiental.
El objetivo final es crear una burbuja de aire limpio dentro de la ciudad, un espacio abierto al público que reformule la esencia del parque urbano. Roosegaarde, sin embargo, es consciente de los límites de su propuesta, que dista mucho de ser la solución final a los problemas medioambientales de las ciudades del siglo XXI. Smog Free Tower se entiende más como una experiencia que sirva a los estados, las industrias, las ONG y los ciudadanos para reflexionar sobre el grave problema ecológico que supone la polución urbana.
Smog Free Tower no solo limpia el aire de polución, sino que reaprovecha toda esta niebla contaminante —smog en su acepción inglesa— para crear una colección de bisutería única. Roosegaarde convierte la polución en un material más, condensándola en pequeñas piedras que se engarzan en anillos y gemelos. Cada una de estas gemas negras, que pueden adquirirse como recompensa por participar en una campaña de crowdfunding que financia el proyecto, contribuye a limpiar 1.000 metros cúbicos de aire.
Roosegaarde espera que su proyecto pueda replicarse en otras ciudades del globo, como Pekín o Bombay. En la capital china, como cuenta el último número de Experimenta, el diseñador tiene previsto inaugurar un nuevo purificador capaz de crear un entorno libre de contaminación de 40 metros cuadrados.