Stéphane Couturier, a lo largo de toda su trayectoria, no ha dejado de plantear las cuestiones de la práctica y de la percepción de la fotografía plástica. En la serie de ciudades que han protagonizado su obra (París en 1995, Berlín en 1997, Dresde en 1998, Seúl en 1999, Moscú en 1999, Pekín y San Diego en 2001), Couturier ha ido radicalizando cada vez más su postura crítica ante la presencia urbana en el paisaje.