La columna de Chema Aznar: Imaginarse el mundo

El futuro es difícil definirlo, atreverse a situarlo en un contexto, además de ubicarlo en consecuencia por sus causas e influencias. Para posibilitar un posible futuro acontece la recombinación, la recomposición en el devenir, aquí y ahora en “la actual conformación del mundo”. Franco Bifo Berardi, refiriéndose a la…

La columna de Luis Montero: 59 minutos y 12 segundos

«Ahora me vienen a buscar.»
Una persona de unos 35 años se acerca al mostrador y, tras cambiar algunas palabras con el recepcionista, que me señala con un movimiento de cabeza, se dirige hacia mí. Me tiende una mano aún cuando no ha llegado hasta mi sitio. Me levanto. Me pide que la acompañe. Voy. Recorremos unos treinta metros

La columna de Joan Costa: El aperitivo

El aperitivo es un ritual gastronómico de sabor mediterráneo que se ha expandido por el mundo. Con la excusa de que prepara el estómago, abre el apetito y se disfruta más de la comida, que él anticipa, uno se da el placer de tomarse unas copas antes de entrarle al plato fuerte. 

La columna de Luis Montero: Utop.IA

Firmé el Acuerdo de Confidencialidad y se lo devolví. Sonrió. Creo que yo hice lo propio. Se tomó unos segundos y empezó a hablar. Se trataba de un problema con dos IAs, una llamada K-Ross, Jamison la otra. Eran las dos inteligencias más avanzadas que nunca había desarrollado la compañía. Habían demostrado unas capacidades muy por encima de lo esperado. La gran esperanza de la corporación. Un éxito absoluto.

La columna de Luis Montero: Las mil y una máquinas

«¿Te acuerdas de Sherezade, que en Las mil y una noches burla a su asesino con cuentos y fábulas que nunca acaban la misma sesión que los comienza? Pues a eso me recuerda la historia de la tecnología desde finales del siglo pasado, desde que se fusionó con los mercados. Sí, desde la aparición de internet, más o menos, cuando comenzó a hacerse masiva.

La columna de Joan Costa: El error de Paul Rand

La historia se repite cada día. Y puede ser una lección para los jóvenes diseñadores.
Cuando estaba escribiendo la columna anterior sobre cómo “mi” diseño del símbolo de Òmnium Cultural había agotado su mensaje, me acordé de otros profesionales celosos de su trabajo, que habían pasado por ese trance para ellos traumático. Y me vino a la mente uno de los grandes del diseño del siglo

La columna de Luis Montero: El eslabón encontrado.

Creo que ya no se habla de eso, que como leyenda ha perdido fuelle y ya a nadie le interesa, pero cuando yo era crío era un asunto que me fascinaba. ¿Cómo sería ese eslabón perdido entre el gran simio y el humano? ¿Cómo viviría? ¿En qué momento dejó de ser uno para convertirse en otro? ¿Qué hizo que eso pasara? ¿Mereció la pena el viaje?