Milano Design Week. Salone del Mobile 2011. Lo mejor es lo más simple
Handm
Handm
Ya ha pasado una semana del cierre de la 50 edición del Saloni di Milano, y algunos aun seguimos aturdidos tras la oleada de novedades. Cada año diseñadores, fabricantes y apasionados del diseño siguen en todo el mundo el gran evento ya sea de cuerpo presente o vía internet.
Todos criticamos el consumismo, pero en cuanto sale a la venta un nuevo producto innovador o de moda nos apresuramos a comprarlo o, como poco, desearíamos tenerlo. Sabemos que, posiblemente, nos haría más fáciles algunas cosas y que nos daría una buena imagen social el hecho de poseerlo, pero en realidad también sabemos que podríamos seguir viviendo perfectamente sin él. ¿Dónde está entonces la línea divisoria entre la necesidad y el deseo de tener algo?
Un evento que no deja rastro por donde pasa, o mejor dicho, que sólo ha dejado huella en las retinas de los cerca de 400 empresarios, técnicos en sostenibilidad, coordinadores de responsabilidad social corporativa de las principales empresas españolas y algunos visitantes selectos, desde el presidente de la CEOE, Juan Rosell; a la presentadora de informativos de Antena 3, Lourdes Maldonado; o el escritor Andrés Trapiello, por nombrar a unos pocos.
En todo el tiempo que llevo dentro de esto del diseño industrial nunca he dejado de escuchar la expresión “de diseño”. Una tienda “de diseño”, muebles “de diseño”, una cocina “de diseño”, una batidora “de diseño” o un restaurante “de diseño”.
Hay veces que sólo hace falta mirar a nuestro alrededor para encontrar la inspiración. Quizá esa es la gran diferencia entre ver y mirar. Y también el punto sin retorno para que surjan propuestas que, cuanto menos, aportan otra forman de entender un material o un elemento cotidiano de nuestra vida.
El marketing tradicional ha muerto, al menos así lo afirman los expertos en la materia. Ya no vale la segmentación clásica del mercado, por edades, sexo, poder adquisitivo, etc., sino que, para vender, hay que ir mucho más allá. Los estilos de vida y la venta nuevas emociones son los actuales valores a tener en cuenta a la hora de elaborar una estrategia de negocio. Ya no es tan importante cómo es una persona, sino cómo quiere llegar a ser.
El concepto “oficina” tiene fecha de caducidad. Los típicos despachos grises y cuadriculados están destinados a desaparecer para dejar paso a espacios más cálidos, y que cada vez se asemejan más a zonas características del ámbito hogareño.
Oficina típca de los años 40.
Bologna, 5 de la tarde. Me dispongo a tomar un capuccino con un trozo de tarta de ricotta y chocolate blanco (viva la dolce vita) cuando observo a mi alrededor. En la mesa de mi izquierda, un grupo de personas de edad, más o menos avanzada, charlando, riendo, alguno incluso cantando. A mi derecha, una mesa con 5 chicos jóvenes concentrados cada uno en su iPhone, sin hacerse demasiado caso los unos a los otros más que para intercambiar escuetos comentarios sobre alguna de las aplicaciones de este (oh!) infinito aparato.
A pesar de que últimamente no hacemos más que leer en todos los periódicos que el 2011 tampoco va a ser el año de la recuperación económica, todavía se sigue viendo como mucha gente continúa yéndose de vacaciones a lo grande, comprándose iPhones, vistiendo de marca y cenando en restaurantes caros. ¿Pero no estábamos en crisis?