La columna de Luis Montero: «Te quiero»
Todo el mundo temía el día que llegara la modificación tecnológica de las capacidades cognitivas; nadie temió nunca cuando llegara la modificación tecnológica de las capacidades afectivas. El miedo a que todos fuéramos súper inteligentes prevaleció sobre el miedo a que fuéramos súper afectuosos, señal de nuestra falta de inteligencia.