La tipografía, o lo que es lo mismo, la estilización de la escritura, supone a menudo la abstracción de una abstracción, y su hábitat natural de libros y textos parece alejado del universo tangible en el que vivimos. Sin embargo, cuando fotografía y tipografía se unen, los tipos abandonan su condición fantasmal y son transportados al mundo real. Lo concreto y lo ideal conviven en una nueva relación entre el significante y el significado que reinventa el arte de los caracteres.