¿Realmente es barato?
Pues no, no es más barato comprar en el “chino” de la esquina, porque estamos comprando productos que, en la mayoría de los casos, son de baja e incluso dudosa calidad, lo que conlleva un deterioro temprano de los mismos y un potencial efecto negativo de éstos sobre nuestra salud, ya que los materiales utilizados y los procesos productivos llevados a cabo en su fabricación no suelen estar debidamente controlados.