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La columna de Eugenio Vega: Imagen institucional, agitación y propaganda

La columna de Joan Costa en Experimenta

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“El agitador, al hablar de un problema, tomará el ejemplo más destacado y conocido de su auditorio […] y orientará sus esfuerzos a inculcar en el auditorio una sola idea: la idea de cuán absurda es la contradicción entre el incremento de la riqueza y el aumento de la miseria. Tratará de despertar en la masa el descontento y la indignación contra esa flagrante injusticia, dejando al propagandista la explicación completa de esa contradicción” (Lenin, 1902).

I

Por imagen institucional cabe entender aquella forma de comunicación cuyo principal objetivo es moldear la opinión de los ciudadanos para que acepten determinadas iniciativas públicas. Como es de suponer, esta forma de entender la interacción social implica la creación de relatos favorables a quien impulsa tales iniciativas y la inevitable presencia de prácticas de manipulación, incluso cuando los objetivos son razonables y pueden estar justificados.

Aunque estos conceptos (y las prácticas que de ellos se derivan) hunden sus raíces en una tradición que es anterior al Estado moderno, son relativamente recientes. Nadie se tomó en serio la imagen institucional hasta que los medios de comunicación hicieron posible comunicar esos conceptos dentro y fuera del propio país. Es decir, cuando la radio, la prensa, la telefonía o la televisión permitieron crear una red suficientemente sólida para comunicarse con los ciudadanos de manera inmediata. 

II

Los primeros intentos de utilizar institucionalmente (y de forma sistemática) la imagen y el diseño para la agitación y la propaganda tuvieron lugar en el periodo que va de la Revolución de 1917 a la creación de la Unión Soviética en 1922 (Bojko, 1972, 24). Esos años coincidieron con la mayor explosión creativa de los diseñadores y fotógrafos de la Rusia revolucionaria que fueron capaces de integrar las innovaciones de la vanguardia en la comunicación pública (Sartori y Rogge, 1975, 10). Sin embargo, para bien o para, tras la llegada de Stalin la experimentación tuvo que dejar paso al realismo socialista.

Uno de los mejores ejemplos del uso de tales métodos en una sociedad democrática se llevó a cabo en Estados Unidos, en los años de la Gran Depresión. Tras la llegada de Roosevelt al poder en marzo de 1933, con la mirada puesta en los principios del New Deal, se crearon diversas agencias gubernamentales para paliar las terribles consecuencias que habían provocado la crisis económica y las soluciones del presidente Herbert Hoover (James, 2003, 227).

Familia procedente de las regiones más empobrecidas de Oklahoma recién llegada a California a mediados de 1939. Fotografía de Dorothea Lange. Farm Security Administration. US Library of Congress.

Entre las numerosas iniciativas del New Deal estuvo la Farm Security Administration creada en 1935 por el departamento de Agricultura. Su propósito era reubicar a los habitantes de las comunidades agrarias más pobres en otras regiones mediante préstamos que les permitieran comprar tierras y equipamientos. Para ello era necesario destinar grandes cantidades de dinero público, algo a lo que se resistían la oposición republicana y algunos sectores económicos que veían aquello como un derroche sin sentido. No quedó más remedio que iniciar una campaña institucional para convencer a la gente de la necesidad de estas medidas. Con ese fin, se decidió documentar fotográficamente la vida en estas regiones deprimidas y mostrar las condiciones lamentables en que vivían sus habitantes 

Roy Stryker, responsable de esta exhaustiva exploración documental contrató a un gran número de fotógrafos y los envío las zonas más afectadas para registrar imágenes que pudieran influir en la opinión pública. Entre los que participaron en aquella inmensa tarea, estaban muchos fotógrafos que alcanzaron una merecida fama años después. Gordon Parks, Walker Evans, Dorothea Lange o Benn Shahn se iniciaron como profesionales en la Farm Security Administration (Campany, 2024). 

En general, a los fotógrafos se les dio libertad para hacer lo que quisieran aunque se les orientó hacia determinados temas como, por ejemplo, las consecuencias de las sequías y las inundaciones o las pésimas condiciones en que sobrevivían las familias. El objetivo era documentar la pobreza para convencer a todo el mundo de lo necesarias que eran las ayudas para resolver situaciones tan lamentables. Roy Stryker ejerció un control directo sobre lo que debía publicarse y rechazó con frecuencia imágenes que no le parecían adecuadas entre las que incluyó, en más de un caso, algunas en las que aparecían personas de raza negra. No hay que olvidar que Roosevelt había llegado al poder con el apoyo de los demócratas del Sur, claramente partidarios de la segregación racial (Gerstle, 2023, 78). Los pies de foto presentaban, por tanto, un relato forzado con el único objetivo de intensificar la emotividad.

Una de las miles de fotografías que Roy Stryker inutilizó para que no se pudieran positivar. Imagen tomada por John Vachon en Carolina del Norte en 1938. Farm Security Administration. US Library of Congress.

 

Entre las prácticas más llamativas de Stryker cabe destacar la forma en que inutilizaba aquellos negativos que no quería que se publicaran: hacía un agujero en el centro de la imagen para que no pudieran positivarse (Eisen, 2022). Solo, en épocas recientes, gracias a los avances en la fotografía digital, se han reconstruido algunas de esas imágenes.

Las fotografías se difundieron al principio en medios gubernamentales pero, a partir de 1937, empezaron a publicarse en revistas de gran tirada como Life, un semanario nacido en 1936 tras comprar Henry Luce una modesta publicación satírica con el único objetivo de quedarse con la marca. Esa difusión contribuyó a que los ciudadanos fueran conscientes de la pobreza de las zonas rurales y apoyaran las medidas de la administración Roosevelt. Fue la primera iniciativa de esta envergadura para impulsar un objetivo político mediante la fotografía. 

Todas estas imágenes, que son hoy de dominio público, han contribuido al relato de la vida rural durante la Gran Depresión. Basta recordar la película que John Ford dirigió a partir de la novela de Steinbeck, Las uvas de la ira en 1940. Todavía en esa época, once años después del colapso de la Bolsa de Nueva York, la pobreza rural seguía siendo un tema de actualidad. La novela de Steinbeck tuvo su antecedente en una serie de reportajes (The Harvest Gypsies) que había publicado en un periódico de San Francisco a partir de testimonios recogidos por Sanora Babb, una escritora que trabajaba para la Farm Security Administration. Curiosamente, el libro publicado por Babb, Whose Names Are Unknown, cayó en el olvido cuando Steinbeck publicó su conocida novela. 

III

Algunos estudios recientes muestran la desconfianza de los ciudadanos hacia los medios de comunicación. En 2023, sólo el 27% de los españoles declaraba confiar en ellos, mientras que el 70% de los europeos tampoco se fiaban de las redes sociales (Asociación de la Prensa de Madrid, 2023). Sin embargo, hace unas semanas, el Digital News Report, publicado por la agencia Reuters (2024), mostraba el auge de los medios alternativos frente a los periódicos tradicionales que se mostraban incapaces de responder a las innovaciones de sus nuevos competidores. En sitios como Tik Tok, Facebook, Instagram o YouTube, la información termina confundida con los contenidos más absurdos (por decirlo suavemente), mientras la prensa convencional aparece como una fuente continua de malas noticias (guerras, pobreza, cambio climático) a las que no se les ve solución (Nielsen y Fletcher, 2024).

En opinión de Nielsen, autor del informe Reuters, “una gran parte del público pierde progresivamente el interés por las noticias” y buscan información donde sea (Nielsen, 2024). En cierto modo, los medios convencionales están contribuyendo a esa desigualdad informativa en la medida que muchos ciudadanos se refugian en fuentes poco fiables porque se sienten ajenos al lenguaje de periódicos como The New York Times o Le Monde. Por otra parte, la vieja idea de que los informadores se ocupan de controlar a los políticos no encaja con la realidad:

“A los periodistas les gusta decir que son los vigilantes del poder establecido, pero desde el punto de vista de la mayoría del imaginario colectivo un periodista es la persona que sostiene un micrófono frente al político” (Nielsen, 2024).

Quizá pueda parecer, como sucedió durante el New Deal, que una acción institucional podría crear relatos públicamente solventes para contrarrestar el deterioro de la información al que asistimos. Pero lo que sucedió entonces no era sino una forma de agitación y propaganda, aunque se hiciera con las mejores intenciones. La posibilidad de que las instituciones públicas utilicen las mismas herramientas que las redes sociales (y lo hagan con propósitos similares) es más probable de lo que quisiéramos.

Jóvenes seguidores republicanos el 14 de noviembre de 2020 se manifiesta, poco después de celebradas las elecciones presidenciales, bajo el lema Make America Great Again. Fotografía de Elvert Barnes (CC BY 2.0).

Referencias

Digimedios (2023) “Sólo el 27% de los españoles declara confiar en los medios de comunicación”, en Asociación de la Prensa de Madrid, 28 de marzo de 2023.

Bojko, Szymon (1972) New Graphic Design in Revolutionary Russia. Londres. Lund Humphries.

Campany, David (2014) Walker Evans: the magazine work. Gotinga. Steidl.

Eisen, Erica X. (2022) “The Kept and the Killed”, en The Public Domain Review.

Gerstle, Gary (2023) Auge y caída del orden neoliberal. La historia del mundo en la era del libre mercado. Barcelona, Península.

James, Harold (2003) El fin de la globalización. Madrid, Turner.

Lenin, Vladímir Ilích Uliánov (2015) ¿Qué hacer? Tres Cantos, Akal.

Nielsen, Rasmus Kleis (2024) “A los políticos no les gustan los periodistas. La diferencia: antes tenían que lidiar con ellos, hoy ya no”, entrevista con Quino Petit en El País, 25 de mayo de 2024.

Nielsen, Rasmus Kleis y Richard Fletcher (2024) “Perspectivas del público sobre la confianza en las noticias”, en Digital News Report 2024. Reuters.

Sartori, Rosalinde y Henning Rogge, ed. (1975) Sowjetiche Fotografie 1928-1932. Múnich. Carl Hansen. 

Steinbeck, John (1939) The Grapes of Wrath. Nueva York, The Viking Press.

Steinbeck, John (2007) Los vagabundos de la cosecha. Barcelona. Libros del Asteroide.

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