Los problemas no se presentan por asignaturas, sino que siempre nos llegan mezclando saberes, situaciones y temporalidades. Es urgente entonces aprender a trabajar en contextos de alta heterogeneidad, donde intervienen profesionales de múltiples disciplinas. Pero es que, además, los problemas no solo involucran a “los que saben”, también afectan a «los que no saben”, cuyo conocimiento experiencial o tácito debe incluirse en los procesos de codiseño de las preguntas y de las soluciones.
Una sociedad democrática, abierta y robusta debe abrazar una cultura que no se conforma con las soluciones de salón y las prácticas académicas, siempre distantes de la realidad, más proclives al diagnóstico que a la escucha.
El autor no se conforma con realizar una crítica profunda a la cultura académica, sino que propone como complemento la cultura del prototipado, donde se buscan soluciones incompletas, provisionales y realistas, promoviendo prácticas abiertas, experimentales y afectivas. Abiertas porque cabemos todos, todas y todes; experimentales porque nadie sabe lo que va a pasar; y afectivas porque activan la inteligencia colectiva entre pares.
SOBRE EL AUTOR
Antonio Lafuente, nacido en Granada, es físico teórico. La vida le ha llevado por los mundos de la historia de la ciencia, los estudios postcoloniales, las políticas del procomún y, más recientemente, de la innovación social y la cultura del prototipado. Como investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha desarrollado una larga carrera articulada por dos grandes preocupaciones: entender los procesos de transferencia del conocimiento desde los centros a las periferias (mundialización de la ciencia) y desde las elites a la ciudadanía (mundanización de la ciencia). En ambas situaciones se ha empeñado en argumentar que los momentos de recepción de saberes lejanos, por el lugar donde se producen o por los intereses que articulan, son un acto de creación y de apropiación, pleno de connotaciones epistémicas, políticas y culturales.
No hay valoraciones aún.