En ocasiones se entiende al diseño y a la artesanía como un binomio integrado. Probablemente sea consecuencia de que en sus orígenes el diseño utilizara materiales y métodos de las viejas artes aplicadas. Sin embargo, hay aspecto que los diferencian sustancialmente.
Así lo explica Eugenio Vega en su artículo La práctica artesanal ante las insuficiencias del diseño «Mientras que el diseño es un asunto extraño para la gente, la artesanía forma parte de la vida cotidiana, comprende actividades de una gran sencillez que se corresponden con tareas y funciones habituales del quehacer humano. Hacer una estantería con cuatro tablas está al alcance de cualquiera. Pero, para fabricar y distribuir miles de estantes idénticos hace falta algo más que destreza y buena voluntad: es necesaria una infraestructura industrial capaz de adaptarse a las metodologías del diseño».
Estamos asistiendo desde hace algunos años a la revalorización de la artesanía y a una nueva etapa de encuentro con el diseño. Múltiples factores han ayudado a que esto suceda: una mayor conciencia acerca de los daños que produce el consumismo extremo; la utilización de materiales propios de una región que se suma a la búsqueda de establecer procesos productivos basados en la proximidad; o la necesaria recuperación del trabajo manual como forma de sellar una impronta humana a los productos; entre muchas otras razones.
La artesanía contemporánea ha evolucionado y no se asocia en la actualidad a objetos de baja calidad, ni instalados en un tiempo histórico que no nos es propio. Se hace fuerte en el rescate de técnicas históricas, de herencias culturales sólidas y en una mirada que se proyecta desde el presente al futuro incluso para crear nuevas categorías y formas, como las llamadas artesanías digitales.
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Este viaje de reencuentro entre la artesanía y el diseño tiene cada vez más espacios de integración. Ejemplos de esto son la Dutch Design Week, a la que Luján Cambariere nos presenta en un extenso artículo; o la Porto Design Biennale, a la que nos introducen Aitor Hernández Marcos y David Barro. Dos de los –felizmente– cada vez más habituales eventos que dan marco y continuidad al vínculo entre artesanía y diseño, que proponemos como tema central para abrir juntos nuevos caminos y reflexionar sobre el impacto social, cultural y económico de este binomio que goza de muy buena salud.
Pero hay mucho más en este edición de Experimenta: conversamos con Rodrigo Sánchez acerca del lanzamiento de su libro El periódico es un cruel amante y su destacada trayectoria profesional en el mundo de la gráfica periodística y la revolución Metrópoli como punto más destacado; Felipe Taborda nos trae el trabajo de Tátil Design desde Brasil y la obra de Saki Mafundikwa desde Zimbabwe; Lucas López nos lleva a recorrer el particular museo Mr. Brainwash en Los Angeles; y Wustavo Quiroga nos habla de Fabricar Futuro, un libro que rescata la sinergia material entre diseño y producción industrial en Argentina a través de marcas icónicas de los años de 1960 y 1970, luego recuperadas a comienzos de este siglo.
Artesanía y diseño. Prácticas para la interacción social es la propuesta de esta edición de Experimenta para que hablemos de esencias y de valores. Para aprehender los paradigmas culturales de las tradiciones de un lugar, no tanto con la intención de replicar lo logrado, sino buscando renovar las formas ancestrales para proyectarlas en el presente y el futuro de la industria, del arte y del diseño.
¡Bienvenidos a Experimenta 97!
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